(Autor: José Guglielmo)
Miniatura
realizada en Mendoza en 1817 por el artista francés Charles Durand.
El 20 de noviembre de 1797
nacía en Buenos Aires una niña que fue bautizada con el nombre de María de los
Remedios Carmen Escalada y Quintana. Sus padres Don Antonio José de Escalada y Dña. de Tomasa de
la Quintana, constituían una de las familias más ricas e influyentes de
aquellos tiempos y su residencia era lugar de frecuentes reuniones sociales.
Acorde a la posición familiar, Remedios fue educada con esmero y a los doce
años sus padres la comprometieron con Gervasio Dorna, cuya familia poseía grandes
extensiones de campos ganaderos. Él era teniente de Patricios, grado otorgado
por su participación durante las invasiones inglesas y también poseía una tienda de ultramarinos.
El 9 de marzo de 1812
llegan Buenos Aires 18 destacados americanos aleccionados en una logia londinense
en las ventajas que lograrían los territorios hispanos al otro lado del
Atlántico, si fueran independientes. Entre ellos venía un teniente corones de
caballería Don José de San Martín, acompañado por una foja de servicios
destacada. Marchó a España con sus padres cuando solo tenía seis años,
radicándose en Andalucía. Con once años de edad comienza su carrera militar al
incorporarse al regimiento de Murcia. Participó en las guerras españolas en el
norte de África y contra la invasión napoleónica.
En Buenos Aires San Martín
no poseía amigos ni familia, tampoco alcurnia ni fortuna. Gestionó ante el
Primer Triunvirato su reconocimiento como teniente general de caballería y la
comanda para formar un regimiento de élite, lo cuales aprobó el Triunvirato. Su
compañero de armas Carlos María de Alvear lo introduce en la alta sociedad
porteña. En una de las tertulias en casa de los Escalada es donde conoce a
Remedios de solo 14 años; él tenía 34. Esa noche pasó lo impensado, hubo un
mutuo enamoramiento que a pocos meses se formaliza el matrimonio el 12 de noviembre de
1812.
San Martin no era un
adonis, si tenía estampa varonil, era alto, morocho, culto y poseía modales refinados;
además bailaba con distinción, tocaba la guitarra e incluso cantaba. Era seductor,
por algo sus camaradas gaditanos lo apodaban “el mujerero”. Atrajo la
admiración de la adolescente, lo cual es la puerta para el enamoramiento. Ella
era de baja estatura, una belleza noble acorde a su edad, culta, de mirada
melancólica y con un romanticismo profundo.; episódicamente tenía
manifestaciones febriles y de fatiga Como toda dama sabía que el matrimonio era
parte del futuro. Destino inevitable en la sociedad de entonces, la alternativa
era la vida monacal.
Ambos complementaban sus aspiraciones
al influjo del amor. El sin familia ni fortuna, necesitaba insertarse en la
elite social y política para llevar adelante su plan, Remedios era la mujer
ideal. Romántica niña, soñadora y de corazón puro, confesó a sus padres sus
sentimientos, por lo cual formalizaron su compromiso. Hubo dos obstáculos a
sortear: Ella estaba comprometida con Gervasio Dorna, un joven de 22 años hijo
de un importante hacendado, pero ante
los ruegos de la niña, Don Antonio Escalada negoció la disolución del compromiso.
El segundo obstáculo fue la oposición de su madre, Dña. Tomasa de la Quintana.
Esta calificó a San Martín de plebeyo advenedizo, “soldadote” y carente de
familia, todo lo cual lo hacía indigno de su hija. Finalmente debió aceptar la
boda la que se realizó el 12 de septiembre «por palabras de presente», la que
se refrendó el 12 de noviembre siguiente. Dña. Tomasa nunca cambió de parecer Ella
14 años y el 34..
La pareja se retiró a una
quinta que los Escalada Quintana poseían en San Isidro. A poco San Martín retoma
su tarea de formar un regimiento de élite. Durante su ausencia Remedios se
refugia en la casa paterna para no aguardar en soledad. En enero se le ordena a
San Martí ir al Paraná, donde tendrá un encuentro con una compañía realista en
San Lorenzo el 3 de febrero de 1813 del cual regresa victorioso, otorgándosele
el grado de coronel. Cuando Remedios toma conocimiento que su amado esposo
estuvo a punto de morir en el combate, su corazón se llena de sombras. Es que su
José no era un militar como casi todos los que lucían vistosos uniformes en las
tertulias, llenos de vanidad y con poca o ninguna participación en acciones
bélicas. Su amado coronel en cambio era guerreo severo, intransigente y
valeroso. Su ánimo siempre vulnerable, quedó herido para siempre.
Luego de unos meses de
compartir el lecho marital en forma discontinua, el esposo es enviado a
reemplazar al general Belgrano como jefe del Ejército del Norte Hacia allá
parte en los primeros días de 1814. San Martín se aboca a reorganizar el
ejército y planea la defensa de la frontera norte con Martín de Güemes. En
abril pide licencia por enfermedad y se retira a Córdoba por tres meses. Desde
allí solicita ser designado Inspector de Cuyo y a crear el Ejército de los
Andes. Arriba a Mendoza, a mediados de septiembre de ese año 1814.
Remedios, que no lo
acompañó al norte, deseando estar cerca de su amado José, emprende el viaje
hacia Mendoza donde se reencuentran antes de fin del año 1814, luego de once
meses. Algunas dificultades hubo para ese traslado ya que intervino el mismo Director
Supremo D. Gervasio Posadas, quien le adelanta a San Martín el viaje de
Remedios y le presta 600 pesos a la hija de la familia más rica de Buenos
Aires, préstamo que el General devolvió.
El matrimonio se aloja en
una austera casa alquilada por el Cabildo mendocino. Remedios debió adaptarse a
una nueva vida sin los lujos de su casa
paterna, fue una nueva vida verdaderamente espartana. En su condición de esposa
del gobernador propició la creación de la Sociedad Patriótica de Mendoza,
siguiendo el modelo de la existente en el Plata. Colaboró en tareas auxiliares
del Ejército de los Andes, propició la donación de joyas para sufragar gastos
del ejército y participó en la confección de la Bandera de los Andes junto a
otras damas.
En la segunda mitad de
julio de 1816 San Martín marchó a la ciudad de Córdoba donde mantiene dos
jornadas de reuniones secretas con el reciente designado Director Supremo Juan
Martín de Pueyrredón, luego baja a Buenos Aires por la expedición libertadora a
Chile. Regresa a tiempo para el nacimiento de su hija Mercedes Tomasa San
Martín y Escalada, acaecido el 24 de agosto de 1816: Merceditas para la
historia, la “infanta mendocina” para el padre.
Finalmente llega el día de
la partida de San Martín hacia Chile con el Ejército de los Andes, el 18 de
enero de 1817. Deja en Mendoza a su beba, de casi cinco meses, al cuidado de su
madre con 21 años y salud declinante. A Remedios no le faltó personal de
servicio, lo que si le faltó fue salud y afecto.
Remedios no se reponía
adecuadamente del postparto y esto fue atribuido a la tristeza de quedar
nuevamente sola. La acompañada su beba y
el temor a que su esposo no regresara jamás. Atrás quedaban 15 meses de
felicidad para Remedios, solo interrumpidos por algunos días originados en las
obligaciones propias del cargo y el referido viaje secreto a La ciudad de
Córdoba. Al poco tiempo se confirmó el diagnóstico, Remedios sufría tisis o sea
tuberculosis. Todos los tratamientos ensayados no le traían mejoría, pero
Remedios igual seguía cuidando de su hija, pese a las recomendaciones médicas
en contrario y esperando el regreso de su amado esposo.
Luego de Chacabuco el 12
de febrero de 1817, San Martín regresa a Mendoza por tres meses y regresa a
Chile. El 19 de marzo de 1818 los patriotas son derrotados en Cancha Rayada,
pero en apenas 17 días San Martín reorganiza sus tropas y el 5 de abril en
Maipú, con la derrota total y definitiva de los realistas. A las pocas semanas
regresa a Mendoza continuando hacia Buenos Aires en procura de apoyo para
iniciar la campaña del Perú. En febrero de 1819 varias provincias se sublevan
contra el gobierno del Director supremo José Rondeau. Entre los cuerpos sublevados
estaba la división del Ejército de los Andes acantonado en San Luis. San Martín
regresa prestamente, pone orden y declina el pedido de Buenos Aires de volverse
con su ejército para sosegar a los gobernadores alzados.
En su vuelta a Chile al
paso por Mendoza, persuadido de la
delicada salud de su esposa, San Martín le recomienda volver a la casa
paterna. Finalmente Remedios se marcha
hacia Buenos Aires en marzo de 1819. Viaja acompañada de su medio hermano el
teniente coronel Mariano de Escalada. La Jesusa, su eterna crida permaneció en
Mendoza y acompañará a San Martín hasta el Perú. Fue necesario un segundo coche
para dar cabida a los varios acompañantes y completar el acarreo del equipaje,
entre el cual viajaba un ataúd por si Remedios fallecía en el camino. La niña
que se había desposado hacía siete años, vivía sin saberlo, una tragedia
griega. Manuel Belgrano, solícito,
dispone desde Córdoba, asignarle una custodia que por tramos comandaron Aráoz
de Lamadrid y José María Paz, dos de sus oficiales más calificados.
El viaje de por sí duro y
prolongado en aquellos tiempos, con
Remedios muy débil y una criatura de dos años y medio, debió ser un tormento
para todos, obligando a reiteradas
paradas frente a la fatiga que asaltaba a Remedios. Ya en el domicilio de sus
progenitores recibió la mejor atención médica de entonces, pero su cuerpo
declinaba inexorablemente. La ausencia de su esposo agravaba el cuadro, lo cual
se volvió más difícil al fallecer su padre en noviembre de 1821. Los médicos
recomendaron que sea trasladada al campo para que el aire más puro le favoreciera. Dña. Tomasa organiza el
desplazamiento a la quinta de su medio hijo Bernabé en la hoy avenida Caseros.
Fatalmente se cumplió el designio, Remedios fallece allí el 3 de agosto de
1823. Había nacido el 20 de noviembre de 1797. Tenía tan solo 26 años no
cumplidos, muy joven y sin ver cumplidos su anhelos juveniles. Su matrimonio
duró algo menos de once años, de los cuales compartió el lecho marital menos de
cinco.
Su esposo permaneció fiel
a sus obligaciones militares. Con una gran expedición por mar para desplazar a
los realistas del Perú, partió de Valparaíso el 20 de agosto de 1820. Triunfa
en su primera etapa, ocupa Lima, declara la independencia 15 de julio de 1821 y
es proclamado Protector del Perú. El 26 de julio de 1822 se realiza el secreto
encuentro con Simón Bolívar, luego del cual San Marín resuelve retirarse.
En enero de 1823 se
encuentra en Mendoza instalado en su quinta Los Barriales. Allí aguarda ser autorizado
bajar a Buenos Aires, pero se la demora por al temor que San Martín tomara
contacto con fuerzas federales y con ella marchara sobre el gobierno platense.
Finalmente decidió viajar con el riesgo que ello significaba, pero nada
aconteció. Cuando arribó su esposa había muerto el 3 de agosto de 1823. Se
dirigió a Dña. Tomasa reclamando la herencia de su esposa y la tenencia de su
hija. La respuesta fue negativa pero como era legal, obtiene lo deseado.
Resumiendo: estuvieron casados casi once años, pero juntos menos de cinco.
El 10 de febrero de 1824
el general José de San Martín, acompañado de su hija Mercedes parte hacia
Europa. Antes encarga a su amigo Felipe Bertrés una lápida para la tumba de
Remedios con la leyenda "Aquí descansa Doña Remedios Escalada. Esposa y
amiga del General San Martín. 1823''. Debió decir “Esposa, amiga y mártir “