sábado, 30 de septiembre de 2023

Remedios Escalada de San Martín: esposa, amiga y mártir


(Autor: José Guglielmo)



Miniatura realizada en Mendoza en 1817 por el artista francés Charles Durand.

            El 20 de noviembre de 1797 nacía en Buenos Aires una niña que fue bautizada con el nombre de María de los Remedios Carmen Escalada y Quintana. Sus padres Don  Antonio José de Escalada y Dña. de Tomasa de la Quintana, constituían una de las familias más ricas e influyentes de aquellos tiempos y su residencia era lugar de frecuentes reuniones sociales. Acorde a la posición familiar, Remedios fue educada con esmero y a los doce años sus padres la comprometieron con Gervasio Dorna, cuya familia poseía grandes extensiones de campos ganaderos. Él era teniente de Patricios, grado otorgado por su participación durante las invasiones inglesas y  también poseía una tienda de ultramarinos.

            El 9 de marzo de 1812 llegan Buenos Aires 18 destacados americanos aleccionados en una logia londinense en las ventajas que lograrían los territorios hispanos al otro lado del Atlántico, si fueran independientes. Entre ellos venía un teniente corones de caballería Don José de San Martín, acompañado por una foja de servicios destacada. Marchó a España con sus padres cuando solo tenía seis años, radicándose en Andalucía. Con once años de edad comienza su carrera militar al incorporarse al regimiento de Murcia. Participó en las guerras españolas en el norte de África y contra la invasión napoleónica.

            En Buenos Aires San Martín no poseía amigos ni familia, tampoco alcurnia ni fortuna. Gestionó ante el Primer Triunvirato su reconocimiento como teniente general de caballería y la comanda para formar un regimiento de élite, lo cuales aprobó el Triunvirato. Su compañero de armas Carlos María de Alvear lo introduce en la alta sociedad porteña. En una de las tertulias en casa de los Escalada es donde conoce a Remedios de solo 14 años; él tenía 34. Esa noche pasó lo impensado, hubo un mutuo enamoramiento que a pocos meses se formaliza el matrimonio el 12 de noviembre de 1812.

            San Martin no era un adonis, si tenía estampa varonil, era alto, morocho, culto y poseía modales refinados; además bailaba con distinción, tocaba la guitarra e incluso cantaba. Era seductor, por algo sus camaradas gaditanos lo apodaban “el mujerero”. Atrajo la admiración de la adolescente, lo cual es la puerta para el enamoramiento. Ella era de baja estatura, una belleza noble acorde a su edad, culta, de mirada melancólica y con un romanticismo profundo.; episódicamente tenía manifestaciones febriles y de fatiga Como toda dama sabía que el matrimonio era parte del futuro. Destino inevitable en la sociedad de entonces, la alternativa era la vida monacal.

            Ambos complementaban sus aspiraciones al influjo del amor. El sin familia ni fortuna, necesitaba insertarse en la elite social y política para llevar adelante su plan, Remedios era la mujer ideal. Romántica niña, soñadora y de corazón puro, confesó a sus padres sus sentimientos, por lo cual formalizaron su compromiso. Hubo dos obstáculos a sortear: Ella estaba comprometida con Gervasio Dorna, un joven de 22 años hijo de un importante hacendado,  pero ante los ruegos de la niña, Don Antonio Escalada negoció la disolución del compromiso. El segundo obstáculo fue la oposición de su madre, Dña. Tomasa de la Quintana. Esta calificó a San Martín de plebeyo advenedizo, “soldadote” y carente de familia, todo lo cual lo hacía indigno de su hija. Finalmente debió aceptar la boda la que se realizó el 12 de septiembre «por palabras de presente», la que se refrendó el 12 de noviembre siguiente. Dña. Tomasa nunca cambió de parecer Ella 14 años y el 34..

            La pareja se retiró a una quinta que los Escalada Quintana poseían en San Isidro. A poco San Martín retoma su tarea de formar un regimiento de élite. Durante su ausencia Remedios se refugia en la casa paterna para no aguardar en soledad. En enero se le ordena a San Martí ir al Paraná, donde tendrá un encuentro con una compañía realista en San Lorenzo el 3 de febrero de 1813 del cual regresa victorioso, otorgándosele el grado de coronel. Cuando Remedios toma conocimiento que su amado esposo estuvo a punto de morir en el combate, su corazón se llena de sombras. Es que su José no era un militar como casi todos los que lucían vistosos uniformes en las tertulias, llenos de vanidad y con poca o ninguna participación en acciones bélicas. Su amado coronel en cambio era guerreo severo, intransigente y valeroso. Su ánimo siempre vulnerable, quedó herido para siempre.

            Luego de unos meses de compartir el lecho marital en forma discontinua, el esposo es enviado a reemplazar al general Belgrano como jefe del Ejército del Norte Hacia allá parte en los primeros días de 1814. San Martín se aboca a reorganizar el ejército y planea la defensa de la frontera norte con Martín de Güemes. En abril pide licencia por enfermedad y se retira a Córdoba por tres meses. Desde allí solicita ser designado Inspector de Cuyo y a crear el Ejército de los Andes. Arriba a Mendoza, a mediados de septiembre de ese año 1814.

            Remedios, que no lo acompañó al norte, deseando estar cerca de su amado José, emprende el viaje hacia Mendoza donde se reencuentran antes de fin del año 1814, luego de once meses. Algunas dificultades hubo para ese traslado ya que intervino el mismo Director Supremo D. Gervasio Posadas, quien le adelanta a San Martín el viaje de Remedios y le presta 600 pesos a la hija de la familia más rica de Buenos Aires, préstamo que el General devolvió.

            El matrimonio se aloja en una austera casa alquilada por el Cabildo mendocino. Remedios debió adaptarse a una nueva  vida sin los lujos de su casa paterna, fue una nueva vida verdaderamente espartana. En su condición de esposa del gobernador propició la creación de la Sociedad Patriótica de Mendoza, siguiendo el modelo de la existente en el Plata. Colaboró en tareas auxiliares del Ejército de los Andes, propició la donación de joyas para sufragar gastos del ejército y participó en la confección de la Bandera de los Andes junto a otras damas.

            En la segunda mitad de julio de 1816 San Martín marchó a la ciudad de Córdoba donde mantiene dos jornadas de reuniones secretas con el reciente designado Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, luego baja a Buenos Aires por la expedición libertadora a Chile. Regresa a tiempo para el nacimiento de su hija Mercedes Tomasa San Martín y Escalada, acaecido el 24 de agosto de 1816: Merceditas para la historia, la “infanta mendocina” para el padre.

            Finalmente llega el día de la partida de San Martín hacia Chile con el Ejército de los Andes, el 18 de enero de 1817. Deja en Mendoza a su beba, de casi cinco meses, al cuidado de su madre con 21 años y salud declinante. A Remedios no le faltó personal de servicio, lo que si le faltó fue salud y afecto.         

            Remedios no se reponía adecuadamente del postparto y esto fue atribuido a la tristeza de quedar nuevamente sola. La acompañada  su beba y el temor a que su esposo no regresara jamás. Atrás quedaban 15 meses de felicidad para Remedios, solo interrumpidos por algunos días originados en las obligaciones propias del cargo y el referido viaje secreto a La ciudad de Córdoba. Al poco tiempo se confirmó el diagnóstico, Remedios sufría tisis o sea tuberculosis. Todos los tratamientos ensayados no le traían mejoría, pero Remedios igual seguía cuidando de su hija, pese a las recomendaciones médicas en contrario y esperando el regreso de su amado esposo.

            Luego de Chacabuco el 12 de febrero de 1817, San Martín regresa a Mendoza por tres meses y regresa a Chile. El 19 de marzo de 1818 los patriotas son derrotados en Cancha Rayada, pero en apenas 17 días San Martín reorganiza sus tropas y el 5 de abril en Maipú, con la derrota total y definitiva de los realistas. A las pocas semanas regresa a Mendoza continuando hacia Buenos Aires en procura de apoyo para iniciar la campaña del Perú. En febrero de 1819 varias provincias se sublevan contra el gobierno del Director supremo José Rondeau. Entre los cuerpos sublevados estaba la división del Ejército de los Andes acantonado en San Luis. San Martín regresa prestamente, pone orden y declina el pedido de Buenos Aires de volverse con su ejército para sosegar a los gobernadores alzados.

            En su vuelta a Chile al paso por  Mendoza, persuadido de la delicada salud de su esposa, San Martín le recomienda volver a la casa paterna.  Finalmente Remedios se marcha hacia Buenos Aires en marzo de 1819. Viaja acompañada de su medio hermano el teniente coronel Mariano de Escalada. La Jesusa, su eterna crida permaneció en Mendoza y acompañará a San Martín hasta el Perú. Fue necesario un segundo coche para dar cabida a los varios acompañantes y completar el acarreo del equipaje, entre el cual viajaba un ataúd por si Remedios fallecía en el camino. La niña que se había desposado hacía siete años, vivía sin saberlo, una tragedia griega. Manuel Belgrano, solícito, dispone desde Córdoba, asignarle una custodia que por tramos comandaron Aráoz de Lamadrid y José María Paz, dos de sus oficiales más calificados.

            El viaje de por sí duro y prolongado en aquellos tiempos,  con Remedios muy débil y una criatura de dos años y medio, debió ser un tormento para todos, obligando a  reiteradas paradas frente a la fatiga que asaltaba a Remedios. Ya en el domicilio de sus progenitores recibió la mejor atención médica de entonces, pero su cuerpo declinaba inexorablemente. La ausencia de su esposo agravaba el cuadro, lo cual se volvió más difícil al fallecer su padre en noviembre de 1821. Los médicos recomendaron que sea trasladada al campo para que el aire más  puro le favoreciera. Dña. Tomasa organiza el desplazamiento a la quinta de su medio hijo Bernabé en la hoy avenida Caseros. Fatalmente se cumplió el designio, Remedios fallece allí el 3 de agosto de 1823. Había nacido el 20 de noviembre de 1797. Tenía tan solo 26 años no cumplidos, muy joven y sin ver cumplidos su anhelos juveniles. Su matrimonio duró algo menos de once años, de los cuales compartió el lecho marital menos de cinco.

            Su esposo permaneció fiel a sus obligaciones militares. Con una gran expedición por mar para desplazar a los realistas del Perú, partió de Valparaíso el 20 de agosto de 1820. Triunfa en su primera etapa, ocupa Lima, declara la independencia 15 de julio de 1821 y es proclamado Protector del Perú. El 26 de julio de 1822 se realiza el secreto encuentro con Simón Bolívar, luego del cual San Marín resuelve retirarse.

            En enero de 1823 se encuentra en Mendoza instalado en su quinta Los Barriales. Allí aguarda ser autorizado bajar a Buenos Aires, pero se la demora por al temor que San Martín tomara contacto con fuerzas federales y con ella marchara sobre el gobierno platense. Finalmente decidió viajar con el riesgo que ello significaba, pero nada aconteció. Cuando arribó su esposa había muerto el 3 de agosto de 1823. Se dirigió a Dña. Tomasa reclamando la herencia de su esposa y la tenencia de su hija. La respuesta fue negativa pero como era legal, obtiene lo deseado. Resumiendo: estuvieron casados casi once años, pero juntos menos de cinco.

            El 10 de febrero de 1824 el general José de San Martín, acompañado de su hija Mercedes parte hacia Europa. Antes encarga a su amigo Felipe Bertrés una lápida para la tumba de Remedios con la leyenda "Aquí descansa Doña Remedios Escalada. Esposa y amiga del General San Martín. 1823''. Debió decir “Esposa, amiga y mártir “


miércoles, 21 de junio de 2023

Manuel Belgrano en San José de Flores


Transcribimos el siguiente texto redactado por nuestro miembro de número José Guglielmo, que abarca el paso de Manuel Belgrano por Flores y valiosos datos sobre el vínculo de sus familiares con nuestras tierras.


MANUEL BELGRANO EN SAN JOSE DE FLORES

            El 16 de noviembre de 1811, el entonces coronel Manuel Belgrano es comisionado para ir al frente del regimiento Nª 1 de Patricios, a fortificar y defender el área del Paraná, en las inmediaciones de la Capilla del Rosario, constantemente amenazadas por incursiones realistas en procura de alimentos para la sitiada Montevideo. Recién asumido Belgrano la oficialidad se muestra disconforme con el nuevo jefe en reemplazo de Saavedra, su comandante histórico. También rechazaban  la condición de soldados regulares que se les imponía. Belgrano aplicó medidas disciplinarias, entre ellas ordenó el corte de la trenza que orgullosamente lucían. La insubordinación hizo crisis el  seis de diciembre originando el llamado Motín de las Trenzas, el que fue reprimido a fuego. En ese contexto debió asumir la comandancia Belgrano, con cuya intervención se aplacaron los ánimos, se restañaron heridas y se restauró la disciplina mientras organizaba la expedición a Rosario. Esta estuvo constituida por 800 hombres de infantería, un escuadrón de caballería, artillería volante y un convoy de 16 carretas para transportar cañones, municiones, pólvora, tiendas y otros abastos. Parte de Buenos Aires el 24 de enero de 1812 y llega al Rosario el 7 de febrero. Veamos como Belgrano describe las alternativas del viaje en el diario de la marcha:

“Día 24 de enero: “En la mañana de este día se cargaron las diez y seis carretas que se nos señalaron con las municiones, tiendas de campaña, vestuarios y útiles de las diez Compañías del Regimiento, y asimismo la Caja de los caudales y la de Capilla en el mejor orden posible, dejando señalada la hora de las 4 de la tarde para la reunión de la tropa en el Cuartel a fin de emprender la marcha”

 “A la expresada hora se tocó asamblea, y después de darse las providencias oportunas, y repartir los chifles que se adoptaron para cantinas, se puso en marcha el Regimiento a las 5 1/2 con destino a San José de Flores para donde había mandado las Carretas en la mañana, y a cuyo punto ordené que se llevase el ganado, y que el Subteniente Anglada a quien di orden de que se adelantase, buscase la leña suficiente para cuando llegásemos: asimismo mandé el Capitán Forest  con el Cadete Díaz para que para que delinease el Campamento a fin de que la tropa levantase las tiendas luego que llegase al punto.”

            Cuando Belgrano hace referencia al cuartel, este era entonces el Colegio de San Carlos, hoy Nacional Buenos Aires, lugar donde se estableció el Regimiento de Patricios luego de la Reconquista de Buenos Aires. No nos dice a qué hora partieron las carretas pero es de suponer que fue temprano. La razón por la que Belgrano empleaba esos horarios era evitar los momentos más calurosas de las jornadas de enero. Luego agrega:

            Siguiendo  la marcha, hicimos alto en los Corrales de Miserere para que se proveyera la tropa de agua, y tomase aliento; allí fuimos bien acogidos por el Rdo. Padre Fray Isidro Viera que está al cargo del Hospicio de los Padres Mercedarios, y después de una media hora de descanso continuamos la marcha hasta el Campamento de San José: el camino en la mayor parte es bueno; pero tiene pasos que en tiempos de agua deben ser intransitables para marchar a pie. A las 9 de la noche llegamos al punto indicado, y habiéndose mandado formar en batalla, se dieron las órdenes de que por Compañías señalase cada Capitán los que habrán de ir a levantar las tiendas; se previno que los fogones se establecieran a sotavento del campamento, y se mandó formar la guardia de prevención, situándola en el punto que se conceptuó más aparente, dándole la orden de que estableciese centinelas al redor [sic] del Campamento, que no deberían permitir saliera alguna persona de él, sin previo permiso mío. Levantadas las tiendas y recogidos a ellas las Compañías, por su orden, luego que cenaron, se tocó la retreta, y todo permaneció tranquilo. Se mataron 8 reses”

            Obviamente Belgrano escogió el camino de las postas para llegar a Rosario, el que en la salida del viejo Buenos Aires era el Camino Real, hoy Av. Rivadavia. Señala la parada en el Miserere para aprovisionarse de agua y descanso de la tropa. El asegurarse contar con agua es de obvia importancia y por ello sigue el camino de las postas, todas ellas levantadas en las cercanías de un curso de agua En cuanto al descanso de la tropa, era de vital importancia cuidar la reposición de fuerzas si recordamos que el contingente estaba formado por infantes y por añadidura mal calzados. Haciendo gala de sus conocimientos observa que hay parajes que pueden tornarse intransitables en época de lluvias. Tenemos documentación sobre las vertientes en la hoy plazas Congreso y Miserere, al igual que inundaciones a la altura de la Av. La Plata y de Centenera. No precisa el lugar que escogió para acampar en Flores, pero debió ser fuera del caserío. Un detalle no menor es el señalar el destaque que hace de la buena acogida por “Rdo. Padre Fray Isidro Viera que está al cargo del Hospicio de los Padres Mercedarios”. En la vida de Belgrano sus vínculos con esta orden religiosa se reiteran, sin que por ello desatendiera sus obligaciones en de Orden del Tercio de Santo Domingo, al cual pertenecía.

Día 25 de Enero:No siendo posible continuar la marchar por deberse tomar varias disposiciones para el mejor arreglo de ella, mandé que la tropa trabajase por el espacio de una hora; y concluido, repartí los Cuadernitos de las Obligaciones del Soldado, etc., para que se lean en las Compañías en los ratos que los permita el servicio; y se dispuso que se trajera el ganado para que comiera la tropa. Este punto presenta buenas proporciones para campar, sin embargo de que la agua es de los pozos que tienen los vecinos bastante regular, y de que la leña solo puede obtenerse de los acopios que ellos mismos hacen; también podría servir para situar una gran guardia que con observación por todos los caminos que se hallan a pocas distancias, y los que vienen a incidir en él, averiguase el Jefe la clase de personas que entran y salen en la Capital, de cuya noticia se carece con bastante detrimento de la buena policía”.

            En la descripción del primer día en Flores, Belgrano habla de algunas disposiciones militares como la distribución de cuadernillos de instrucción. Este acto muestra que a pesar que no ser militar de carrera, era capaz de cuidar todos los detalles de una buena organización y conducción castrense. Destaca el lugar como adecuado para acampar pero se queja de la calidad del agua de pozo, única alternativa por entonces. Este problema se reiterará en varios puntos donde hizo paradas. Sugiere la conveniencia de establecer “una gran guardia”… “por todos los caminos que se hallan a pocas distancias”. Aquí su aguda observación  le llevan apreciar que el Camino Real no era la única salida de Buenos Aires, tanto hacia el litoral, como al norte y a Cuyo. Que además tomando al norte por la hoy calle Segurola se llegaba al Monte Castro y continuando se alcanzaba el hoy pueblo de San Martín, donde se encontraban las prósperas estancias de los franciscanos y mercedarios, y siguiendo por la vieja ruta Nº 8, se acortaba distancias y se evitaba Luján. A un kilómetro al norte, estaba el Camino de Gauna, hoy Av. Gaona, también llamado Camino al Monte Castro, el que partía desde Miserere y se continuaba hacia el oeste pero enfrentaba los bajíos de Liniers-Ciudadela. Estaba más cercano el camino a Los Tapiales, hoy Av. Juan Bautista Alberdi, que partía desde el corazón de Flores y se proyectaba hacia las grandes estancias situadas al sud-oeste del pueblo. Y no olvidemos que la hoy calle Curapaligüe fue el primer acceso al depósito de pólvora en el actual Parque Chacabuco, cuya denominación era “camino de la pólvora". (No confundir con el “camino del polvorín”  que es la actual calle Emilio Mitre). Otra observación es la escases de leña, por cierto una gran carencia en el área bonaerense, al igual que la piedra.

“El Pueblo empieza a formarse: la Iglesia aún no está concluida; su largo 20 varas, ancho 8 1/2: a las cercanías de ella hay de 16 a 20 familias; son contados los edificios que hay de material: a las inmediaciones hay Quintas pertenecientes a vecinos de la Capital, con plantíos de durazno, y algunas huertas: según se me ha instruido el Curato tiene legua y 3/4 de jurisdicción y los feligreses que la ocupan son 1700: bautismos 180 al año y casamientos 20: es de admirar que la población no esté ni en razón de 10 a 1 con los bautismos. El Alcalde Don Juan Pablo Cruz se me presentó avisándome que tenía orden del Excelentísimo Gobierno para auxiliarme en lo que fuese necesario, y se me ofreció; igual oferta me ha hecho el Señor Cura Don Miguel García”.

            Aquí aporta una fiel descripción del pueblo en formación. El comentario sobre la iglesia corresponde al segundo local construido a partir de 1809 con ladrillos cocidos, con avance difícil por falta de fondos, siendo el referido párroco padre Miguel García quien acometió la empresa al hacerse cargo de la parroquia en 1808. Cuando la visitó Belgrano estaba aún sin terminar. Este templo es el segundo que tuvo Flores, si consideramos al original y efímero que solo fue un rancho de adobe y paja, razón por la cual el que vio Belgrano se lo denomina el primero. Recordemos que el curato fue creado en 1806 y los cinco primeros lotes se vendieron en 1808 y magras fueron las ventas hasta bien entrado el 1810, año en que el Cabildo crea el partido de San José de Flores, siendo su primer alcalde Don Antonio Millán, verdadero organizador y desarrollador del pueblo.  Ello explica la descripción de Belgrano sobre las casas ya que salvo la levantada en los terrenos de Don Juan Diego Flores y alguna otra, todas eran de adobe y paja usadas por el personal que trabajaba las quintas. Es de señalar que los durazneros que menciona Belgrano no todos eran de frutos cosechables, ya que se plantaba una variedad para leña que hoy en las Sierras de Córdoba se le conoce como “duraznero de palo”. Debe reparase en la aguda observación social que realiza al cotejar los bautismos, casamientos y población total. 

“A las 4 de la tarde di la orden de marcha, y en esa hora recibí tres Oficios del Señor Jefe del Estado Mayor; dos de ellos son referentes a las penas impuestas por S. E. a los desertores, y acerca de la mejor disciplina. Formadas las tropas mandé que [hay una palabra tachada] [entrelineado: que hicieran] el círculo, y en él les hablé como aparece del papel número 1° y enseguida la orden acerca de desertores número 2º de que ya hay referencia; concluido el acto manifestó la gente su contento con una aclamación general de Viva la Patria. Minutos antes de las 6, se marchó; el camino es excelente, y tiene los recursos de agua en los pozos de las casas: hicimos alto por tres veces en que emplearíamos 3/4 de hora; y llegamos al punto señalado para campar llamado de la Cañada de Morón, a las inmediaciones de la panadería de Dn. Francisco Rodríguez, a las 11 de la noche. Se desplegó en batalla; se señaló la guardia, y levantadas las tiendas, la gente cenó y, sin más novedad se tocó la retreta”.

            Belgrano, luego de cumplir obligaciones de su cargo frente a la tropa, dispone la partida a las 16:00 del día 25 de enero, rumbo a puente Márquez. En una estancia de19 horas acampó, pernoctó, visitó el poblado en formación, departió con las autoridades lugareñas e instruyó a la tropa. Todo un ejemplo de diligencia y buena conducción.

 

Addendum

            Existe en San José de Flores un vínculo de Manuel Belgrano con el barrio a través del hermano Joaquín. Este siempre estuvo cerca del prócer al igual que la hermana Juana. Muestra de ello es que le confiara la confección del bastón definitivo para la Virgen de la Merced y cuando lo designa tutor judicial de Manuela Mónica Belgrano, hija natural del prócer. Recordemos el buen juicio que Belgrano dejó a su paso sobre el futuro del naciente pueblo en 1812, en el que su hermano Joaquín aparece como vecino de Flores en el censo de 1825. Desconocemos cuánto pudo haber influido la opinión de Manuel Belgrano en la decisión de Joaquín, pero lo que conjeturamos es que fue su propia visión de comerciante lo que llevó a Joaquín a ello. Éste y el hermano Francisco fueron los únicos que siguieron la tradición de su padre y amasaron una importante fortuna, todo lo opuesto a Manuel. La pregunta es: cuándo Joaquín compra una quinta en Flores, para la cual no tenemos la respuesta, pero aceptamos que fue luego de 1812. Por aquellos tiempos otras distinguidas familias patricias, también compraron tierras en el Pueblo de Flores especulando con la valorización de la tierra. Joaquín nació en Buenos Aires en 1773 y fue bautizado como Joaquín Cayetano Lorenzo Belgrano. Fue funcionario del virreinato y del gobierno patrio en diferentes cargos políticos. En 1825 fue electo diputado por el pueblo de San José de Flores para el Congreso Constituyente de 1826. Falleció en su finca de Flores en 1844. Dónde estaba esa quinta, no lo sabemos.

            Otro portador de la estirpe Belgrano en San José de Flores fue Pedro Rosas y Belgrano, hijo natural de Don Manuel y de Dña. María Josefa Ezcurra. Fue adoptado como huérfano por Juan Manuel de Rosas y su esposa Encarnación Ezcurra, hermana esta de María Josefa. Pedro Rosas y Belgrano agrega a su apellido el del prócer fundador de la Patria, cuando cumple 20 años, momento que su padre adoptivo le da a conocer su origen. Don Pedro fue militar y estanciero, En cuanto a su presencia en San José de Flores es una tradición histórica, la que seguramente se basa en que Bernardo de Irigoyen compra a nombre de Pedro Rosas y Belgrano una quinta en lo que hoy es el parque Rivadavia y aledaños. A la muerte de Pedro Rosa y Belgrano en 1863, la quinta es adquirida por Ambrosio Lezica.

 

            Fuentes consultadas:

Diario de Marcha del Coronel Belgrano a Rosario. Versión digital y comentada por Instituto Nacional Belgraniano.

San José de Flores del Reparto de las Tierras al Barrio Actual por Arnaldo José Cunietti-Ferrando. Ed JEH SJF.

Belgrano por Mario Belgrano. Ed. Espasa Calpe

Nuevo Diccionario Biográfico Argentino por Vicente Osvaldo Cuttolo. Ed Elche, tomos I; IV y Vi

 

 

                                    José Guglielmo

Junta de Estudios Históricos de San José de Flores

Abril de 2020, revisado 17 de junio de 2023