sábado, 30 de septiembre de 2023

Remedios Escalada de San Martín: esposa, amiga y mártir


(Autor: José Guglielmo)



Miniatura realizada en Mendoza en 1817 por el artista francés Charles Durand.

            El 20 de noviembre de 1797 nacía en Buenos Aires una niña que fue bautizada con el nombre de María de los Remedios Carmen Escalada y Quintana. Sus padres Don  Antonio José de Escalada y Dña. de Tomasa de la Quintana, constituían una de las familias más ricas e influyentes de aquellos tiempos y su residencia era lugar de frecuentes reuniones sociales. Acorde a la posición familiar, Remedios fue educada con esmero y a los doce años sus padres la comprometieron con Gervasio Dorna, cuya familia poseía grandes extensiones de campos ganaderos. Él era teniente de Patricios, grado otorgado por su participación durante las invasiones inglesas y  también poseía una tienda de ultramarinos.

            El 9 de marzo de 1812 llegan Buenos Aires 18 destacados americanos aleccionados en una logia londinense en las ventajas que lograrían los territorios hispanos al otro lado del Atlántico, si fueran independientes. Entre ellos venía un teniente corones de caballería Don José de San Martín, acompañado por una foja de servicios destacada. Marchó a España con sus padres cuando solo tenía seis años, radicándose en Andalucía. Con once años de edad comienza su carrera militar al incorporarse al regimiento de Murcia. Participó en las guerras españolas en el norte de África y contra la invasión napoleónica.

            En Buenos Aires San Martín no poseía amigos ni familia, tampoco alcurnia ni fortuna. Gestionó ante el Primer Triunvirato su reconocimiento como teniente general de caballería y la comanda para formar un regimiento de élite, lo cuales aprobó el Triunvirato. Su compañero de armas Carlos María de Alvear lo introduce en la alta sociedad porteña. En una de las tertulias en casa de los Escalada es donde conoce a Remedios de solo 14 años; él tenía 34. Esa noche pasó lo impensado, hubo un mutuo enamoramiento que a pocos meses se formaliza el matrimonio el 12 de noviembre de 1812.

            San Martin no era un adonis, si tenía estampa varonil, era alto, morocho, culto y poseía modales refinados; además bailaba con distinción, tocaba la guitarra e incluso cantaba. Era seductor, por algo sus camaradas gaditanos lo apodaban “el mujerero”. Atrajo la admiración de la adolescente, lo cual es la puerta para el enamoramiento. Ella era de baja estatura, una belleza noble acorde a su edad, culta, de mirada melancólica y con un romanticismo profundo.; episódicamente tenía manifestaciones febriles y de fatiga Como toda dama sabía que el matrimonio era parte del futuro. Destino inevitable en la sociedad de entonces, la alternativa era la vida monacal.

            Ambos complementaban sus aspiraciones al influjo del amor. El sin familia ni fortuna, necesitaba insertarse en la elite social y política para llevar adelante su plan, Remedios era la mujer ideal. Romántica niña, soñadora y de corazón puro, confesó a sus padres sus sentimientos, por lo cual formalizaron su compromiso. Hubo dos obstáculos a sortear: Ella estaba comprometida con Gervasio Dorna, un joven de 22 años hijo de un importante hacendado,  pero ante los ruegos de la niña, Don Antonio Escalada negoció la disolución del compromiso. El segundo obstáculo fue la oposición de su madre, Dña. Tomasa de la Quintana. Esta calificó a San Martín de plebeyo advenedizo, “soldadote” y carente de familia, todo lo cual lo hacía indigno de su hija. Finalmente debió aceptar la boda la que se realizó el 12 de septiembre «por palabras de presente», la que se refrendó el 12 de noviembre siguiente. Dña. Tomasa nunca cambió de parecer Ella 14 años y el 34..

            La pareja se retiró a una quinta que los Escalada Quintana poseían en San Isidro. A poco San Martín retoma su tarea de formar un regimiento de élite. Durante su ausencia Remedios se refugia en la casa paterna para no aguardar en soledad. En enero se le ordena a San Martí ir al Paraná, donde tendrá un encuentro con una compañía realista en San Lorenzo el 3 de febrero de 1813 del cual regresa victorioso, otorgándosele el grado de coronel. Cuando Remedios toma conocimiento que su amado esposo estuvo a punto de morir en el combate, su corazón se llena de sombras. Es que su José no era un militar como casi todos los que lucían vistosos uniformes en las tertulias, llenos de vanidad y con poca o ninguna participación en acciones bélicas. Su amado coronel en cambio era guerreo severo, intransigente y valeroso. Su ánimo siempre vulnerable, quedó herido para siempre.

            Luego de unos meses de compartir el lecho marital en forma discontinua, el esposo es enviado a reemplazar al general Belgrano como jefe del Ejército del Norte Hacia allá parte en los primeros días de 1814. San Martín se aboca a reorganizar el ejército y planea la defensa de la frontera norte con Martín de Güemes. En abril pide licencia por enfermedad y se retira a Córdoba por tres meses. Desde allí solicita ser designado Inspector de Cuyo y a crear el Ejército de los Andes. Arriba a Mendoza, a mediados de septiembre de ese año 1814.

            Remedios, que no lo acompañó al norte, deseando estar cerca de su amado José, emprende el viaje hacia Mendoza donde se reencuentran antes de fin del año 1814, luego de once meses. Algunas dificultades hubo para ese traslado ya que intervino el mismo Director Supremo D. Gervasio Posadas, quien le adelanta a San Martín el viaje de Remedios y le presta 600 pesos a la hija de la familia más rica de Buenos Aires, préstamo que el General devolvió.

            El matrimonio se aloja en una austera casa alquilada por el Cabildo mendocino. Remedios debió adaptarse a una nueva  vida sin los lujos de su casa paterna, fue una nueva vida verdaderamente espartana. En su condición de esposa del gobernador propició la creación de la Sociedad Patriótica de Mendoza, siguiendo el modelo de la existente en el Plata. Colaboró en tareas auxiliares del Ejército de los Andes, propició la donación de joyas para sufragar gastos del ejército y participó en la confección de la Bandera de los Andes junto a otras damas.

            En la segunda mitad de julio de 1816 San Martín marchó a la ciudad de Córdoba donde mantiene dos jornadas de reuniones secretas con el reciente designado Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, luego baja a Buenos Aires por la expedición libertadora a Chile. Regresa a tiempo para el nacimiento de su hija Mercedes Tomasa San Martín y Escalada, acaecido el 24 de agosto de 1816: Merceditas para la historia, la “infanta mendocina” para el padre.

            Finalmente llega el día de la partida de San Martín hacia Chile con el Ejército de los Andes, el 18 de enero de 1817. Deja en Mendoza a su beba, de casi cinco meses, al cuidado de su madre con 21 años y salud declinante. A Remedios no le faltó personal de servicio, lo que si le faltó fue salud y afecto.         

            Remedios no se reponía adecuadamente del postparto y esto fue atribuido a la tristeza de quedar nuevamente sola. La acompañada  su beba y el temor a que su esposo no regresara jamás. Atrás quedaban 15 meses de felicidad para Remedios, solo interrumpidos por algunos días originados en las obligaciones propias del cargo y el referido viaje secreto a La ciudad de Córdoba. Al poco tiempo se confirmó el diagnóstico, Remedios sufría tisis o sea tuberculosis. Todos los tratamientos ensayados no le traían mejoría, pero Remedios igual seguía cuidando de su hija, pese a las recomendaciones médicas en contrario y esperando el regreso de su amado esposo.

            Luego de Chacabuco el 12 de febrero de 1817, San Martín regresa a Mendoza por tres meses y regresa a Chile. El 19 de marzo de 1818 los patriotas son derrotados en Cancha Rayada, pero en apenas 17 días San Martín reorganiza sus tropas y el 5 de abril en Maipú, con la derrota total y definitiva de los realistas. A las pocas semanas regresa a Mendoza continuando hacia Buenos Aires en procura de apoyo para iniciar la campaña del Perú. En febrero de 1819 varias provincias se sublevan contra el gobierno del Director supremo José Rondeau. Entre los cuerpos sublevados estaba la división del Ejército de los Andes acantonado en San Luis. San Martín regresa prestamente, pone orden y declina el pedido de Buenos Aires de volverse con su ejército para sosegar a los gobernadores alzados.

            En su vuelta a Chile al paso por  Mendoza, persuadido de la delicada salud de su esposa, San Martín le recomienda volver a la casa paterna.  Finalmente Remedios se marcha hacia Buenos Aires en marzo de 1819. Viaja acompañada de su medio hermano el teniente coronel Mariano de Escalada. La Jesusa, su eterna crida permaneció en Mendoza y acompañará a San Martín hasta el Perú. Fue necesario un segundo coche para dar cabida a los varios acompañantes y completar el acarreo del equipaje, entre el cual viajaba un ataúd por si Remedios fallecía en el camino. La niña que se había desposado hacía siete años, vivía sin saberlo, una tragedia griega. Manuel Belgrano, solícito, dispone desde Córdoba, asignarle una custodia que por tramos comandaron Aráoz de Lamadrid y José María Paz, dos de sus oficiales más calificados.

            El viaje de por sí duro y prolongado en aquellos tiempos,  con Remedios muy débil y una criatura de dos años y medio, debió ser un tormento para todos, obligando a  reiteradas paradas frente a la fatiga que asaltaba a Remedios. Ya en el domicilio de sus progenitores recibió la mejor atención médica de entonces, pero su cuerpo declinaba inexorablemente. La ausencia de su esposo agravaba el cuadro, lo cual se volvió más difícil al fallecer su padre en noviembre de 1821. Los médicos recomendaron que sea trasladada al campo para que el aire más  puro le favoreciera. Dña. Tomasa organiza el desplazamiento a la quinta de su medio hijo Bernabé en la hoy avenida Caseros. Fatalmente se cumplió el designio, Remedios fallece allí el 3 de agosto de 1823. Había nacido el 20 de noviembre de 1797. Tenía tan solo 26 años no cumplidos, muy joven y sin ver cumplidos su anhelos juveniles. Su matrimonio duró algo menos de once años, de los cuales compartió el lecho marital menos de cinco.

            Su esposo permaneció fiel a sus obligaciones militares. Con una gran expedición por mar para desplazar a los realistas del Perú, partió de Valparaíso el 20 de agosto de 1820. Triunfa en su primera etapa, ocupa Lima, declara la independencia 15 de julio de 1821 y es proclamado Protector del Perú. El 26 de julio de 1822 se realiza el secreto encuentro con Simón Bolívar, luego del cual San Marín resuelve retirarse.

            En enero de 1823 se encuentra en Mendoza instalado en su quinta Los Barriales. Allí aguarda ser autorizado bajar a Buenos Aires, pero se la demora por al temor que San Martín tomara contacto con fuerzas federales y con ella marchara sobre el gobierno platense. Finalmente decidió viajar con el riesgo que ello significaba, pero nada aconteció. Cuando arribó su esposa había muerto el 3 de agosto de 1823. Se dirigió a Dña. Tomasa reclamando la herencia de su esposa y la tenencia de su hija. La respuesta fue negativa pero como era legal, obtiene lo deseado. Resumiendo: estuvieron casados casi once años, pero juntos menos de cinco.

            El 10 de febrero de 1824 el general José de San Martín, acompañado de su hija Mercedes parte hacia Europa. Antes encarga a su amigo Felipe Bertrés una lápida para la tumba de Remedios con la leyenda "Aquí descansa Doña Remedios Escalada. Esposa y amiga del General San Martín. 1823''. Debió decir “Esposa, amiga y mártir “